Señoras y señores… ¡TRANSMUSA!

Si, han leido bien, TRANSMUSA, no se me ha colado una errata en el titular.

Como ustedes bien saben, los melillenses (ese grupo indefinido de gente que habla «en la calle» y comenta cosas que luego cada uno hace suyo desde el púlpito político), tienen una serie de preocupaciones que hoy están en este orden;

  1. El paro/pobreza
  2. La inseguridad ciudadana
  3. La inmigración
  4. La vivienda
  5. El transporte
  6. El fracaso escolar
  7. Las relaciones bilaterales con Marruecos

No nos podemos poner a valorar cuál de ellas es más importante y, por tanto, dotar de mejores infraestructuras y presupuesto para resolverlas puesto que, en cada caso, se trata de infraestructuras y presupuestos muy dispares además de que este orden cambia cada día, dependiendo del acontecer noticiero de turno. Hoy estoy seguro de que, con la trágica muerte de dos jóvenes melillenses a manos de la marina real marroquí, la preocupación número 7 ha llegado hasta el puesto número 1, por ejemplo. Pero lo que si podemos hacer es analizar cuales son las preocupaciones que siguen estando en este ranking desde hace años… y cuales no.

En Melilla tenemos tres sociedades públicas, EMVISMESA, PROMESA, REMESA e INMUSA. Vamos a analizar cada una de ellas por separado, de manera breve para argumentar el motivo de este artículo.

EMVISMESA

Con fecha 28 de febrero de 1992, el Ayuntamiento de Melilla acordó la constitución de una Sociedad Urbanística de carácter mercantil, en forma de sociedad anónima de ámbito local con la denominación de Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Melilla Sociedad Anónima, EMVISMESA. Se trata de una sociedad pública que tiene entre sus objetivos la solución de uno de los problemas «endémicos» de la ciudad, la falta de vivienda, ya que con sus escasos 13 kilómetros cuadrados, Melilla tiene una superpoblación que alcanza los casi 80.000 censados y los que, se calcula, son más de 10000 sin censar. Las viviendas de protección oficial (VPO) son extremadamente necesarias en una ciudad que tiene en su haber ser la ciudad con más tasa de paro de España, lo que repercute irremediablemente en la tasa de pobreza. No haré aquí una valoración de la efectividad de esta u otra empresa pública, porque no es el caso, sí lo es, no obstante, el hecho de que la existencia de esta empresa era y sigue siendo, sin duda, necesaria, basándonos en la anteriormente mencionada «lista de preocupaciones».

PROMESA

La Sociedad Pública para la Promoción Económica de Melilla (Proyecto Melilla, S.A.) reza en su web que tiene «como principal objetivo la promoción del desarrollo socioeconómico de la ciudad mediante el apoyo a la inversión, la creación de empleo y la formación, tanto de empresarios como de trabajadores». Esto la convierte en la sociedad encargada de solucionar (o paliar) el problema del paro en Melilla, una de las preocupaciones que siempre está en los primeros puestos desde hace ya más de 10 años, y que, lejos de mejorar, ha ido empeorando cada año. De nuevo, podemos decir que, sin entrar a valorar su efectividad, la existencia de esta empresa pública es muy necesaria, siempre que se mantenga el objetivo principal de la promoción económica de Melilla, a través (muy importante) de la creación de tejido económico que genere puestos de trabajo naturales (no planes de empleo).

REMESA

El ayuntamiento de Melilla, en el año 1991 se planteo la resolución del problema de los residuos que se generaban en la Ciudad de Melilla de una forma eficaz y respetuosa con el medio ambiente. Esto era extremadamente necesario ya que, nuestra situación de insularidad nos hacía imposible deshacernos de los residuos que generábamos más allá de la clásica hoguera en un cortado que llegaba al mar y que no era ni respetuosa con el medio ambiente ni sana para los ciudadanos melillenses ni «bonita» (una montaña de basura ardiendo cada día no era una imagen, ni olor, agradables). Así nació Residuos Melilla Sociedad Anónima, REMESA, que se encargaría de solucionar un problema que, aunque no esté ya en la lista de preocupaciones, sí que lo estaba en aquella época. Aunque no quiera valorar su efectividad y las cosas que se pueden hacer para evolucionar a algo mucho más moderno y respetuoso que la incineradora, la verdad es que, la basura ya no es uno de los problemas del ranking, no porque no siga siendo un problema (sobretodo para los vecinos del Monte María Cristina) sino porque otros problemas que antes no teníamos como el paro o la inmigración subsahariana, han copado los primeros puestos.

INMUSA

Para empezar diré, que no existe una página web oficial de esta empresa municipal, sólo existe la de Televisión Melilla, que no incluye ningún tipo de información sobre el motivo de su creación, objetivos y otros pormenores que justifiquen su existencia. Aunque les confieso que, hoy por hoy, soy miembro del Consejo de Administración de esta entidad, no quiero aquí hacer uso de mi situación de privilegio en cuanto a la información que puedo manejar desde ese ámbito, por eso me limitaré a nombrar lo que el ciudadano de a pié puede conocer de manera simple (con una búsqueda de Google). Información Municipal Melilla (INMUSA) fue constituida el 25 de Abril de 1994, teniendo como objetivos; la reproducción y difusión de sonidos mediante señales radioeléctricas, la creación y mantenimiento de un taller de radiodifusión, la impresión del Boletín Oficial de la Ciudad, la edición de folletos, carteles o impresos y la difusión de imágenes mediante los soportes técnicos adecuados. Lo primero que llama la atención es que ninguno de los objetivos que se marca la sociedad pública está, ni ha estado nunca, dentro de las «preocupaciones» de los melillenses. Otra de las cosas que llama la atención es que, si bien la «reproducción y difusión de sonidos mediante señales radioeléctricas» era la única manera de ver la televisión y oír la radio en el año 1994, y era algo muy caro, hoy en día existen otros medios mucho más accesibles (internet, por ejemplo), además de que el primero, con el TDT, se ha hecho mucho más económico y plural (ahora, donde antes había un canal analógico, hay un múltiplex de cuatro canales digitales). Algunos de estos objetivos, como la creación y mantenimiento de un taller de radiodifusión (quien pillara ese Radio-Taller Joven en el que muchos hemos empezado en los medios), ni siquiera se han llevado a cabo.

Llegados a este punto cabe destacar que existe un problema, endémico (no es puntual y lleva ya más de 10 años en la lista), que no ha obtenido una respuesta parecida, es decir, la creación de una empresa municipal con presupuesto propio que tenga como objetivo la solución del problema donde las empresas privadas no han tenido éxito pues, entre otras razones, el mercado melillense, por sus características, no lo permite de manera «natural» y hay que «intervenir» en él. Se trata del transporte. Sí, se lo están imaginando bien, el título de este artículo hace referencia a… Transporte Municipal Sociedad Anónima (TRANSMUSA), una empresa municipal que ponga fin a décadas de monopolios y mal servicio en el transporte tanto exterior como interior.

Transporte exterior

Hagamos unas pequeñas cuentas para saber cuánto dinero público se gasta el Gobierno de la ciudad para solucionar el problema del transporte. En primer lugar, empezaremos con el avión. La Ciudad Autónoma paga a la compañía aérea más de dos millones de euros anuales en concepto de «publicidad» que en realidad sirven para que la compañía se muestre «benevolente» a la hora de planificar sus líneas, las frecuencias y los precios, eso sin contar con el daño que le puede hacer esto a cualquier otra compañía que quiera operar en Melilla, que ya, de momento, juega en desventaja respecto a Air Nostrum, la filial de Ibera que opera en la ciudad. Además de los más de 30 millones de euros que paga el Estado Español para bonificar al 50% el precio del billete al residente en Melilla, el ciudadano tiene que pagar un precio que nadie calificaría de «barato», además de que el servicio, en muchas ocasiones ha demostrado ser deficiente cuanto menos (cancelaciones, retrasos…). La compañía, no sólo lleva a cabo prácticas tan poco respetuosas con el cliente como quedarse con el precio total del billete si te has equivocado de nombre o de fecha  al comprar el billete, en el mismo momento de la compra (ni una hora después), sino que ahora la misma Ciudad Autónoma junto al Gobierno de España han permitido que, en el caso de no portar o estar caducado el certificado de residente, la compañía en vez de cobrarte el importe restante (hasta completar el 50% del descuento que no se aplicaría) del billete, se permite el lujo de anularte el billete que compraste en régimen de descuento y cobrarte a pie de avión, el precio que le sale de las narices, que dicho sea de paso, es un robo a mano armada en toda regla. Ni que decir tiene que, este último billete, al haber sido adquirido «sin bonificación», no puede usarse para recibir la bonificación » a posteriori». En cuanto al barco, hemos asistido recientemente a la apuesta decidida de la ciudad para mejorar el servicio que es considerado de interés público, aportando al contrato la friolera de 1,7 millones de euros anuales, que aumentarían la aportación del Estado por considerarse insuficiente para que los melillenses pudiéramos disfrutar de un servicio de calidad y unos horarios más ajustados a las necesidades de sus ciudadanos. Sin entrar a valorar la «mejora» que se va a llevar a cabo (que es un debate que aún sigue dando de que hablar en las redes sociales y las cafeterías), la realidad es que Melilla considera que debe intervenir más en el pliego de condiciones y la mesa de negociaciones con la compañía, un lugar de privilegio en el que, gracias a ese millón y pico de euros, Melilla podrá sentarse a debatir las condiciones de su transporte marítimo, por primera vez en la historia.

Transporte Interior

Veamos ahora el transporte interior, la famosa COA y el taxi de Melilla. El servicio de taxi en Melilla tiene un modelo totalmente incompatible con las características de esta ciudad, me explico. Si en ciudades como Barcelona o Madrid, donde el taxi es un medio de transporte muy demandado, los taxis se organizan en empresas para dar servicio integral reajustando las ganancias de cada unidad para equilibrar la balanza y entre todos sacar un ingreso medio decente, en Melilla, donde el taxi es cada vez menos demandado, cada coche es una empresa, por lo que sus ingresos dependen sola y exclusivamente de las carreras que haga de manera individual. Además de eso, hay más de 60 licencias de taxi en una ciudad de 13 kilómetros cuadrados. Pregunten ustedes a cualquier taxista de Melilla, salvo en momentos muy puntuales, le dirá que se puede dar servicio a toda la ciudad con sólo 10 taxis por turno, a veces incluso menos, porque la gran mayoría de los taxistas se encuentra la mayor parte de su tiempo en parada o «pescando», ya que al depender del ingreso como unidad, no como grupo, tienen que buscar repartir las carreras, no los beneficios de las mismas. La Ciudad Autónoma subvenciona a los taxistas a través de su asociación con ayudas para la compra de taxímetros, arreglos y modernización del servicio e incluso por llevar publicidad en sus puertas… pero sigue siendo un modelo que no puede levantar cabeza por si mismo, ni con ayudas. Y en cuanto al servicio de autobús urbano, podemos decir prácticamente lo mismo, el autobús es un servicio que no puede mantenerse por si mismo (no lo hace en Madrid, por ejemplo), pues hace falta inversión, infraestructuras y concienciación de uso, tres cosas que ninguna empresa privada puede en Melilla llevar a cabo con dinero propio. La Ciudad Autónoma lleva muchos años subvencionando a la COA de muchas maneras, desde la contratación de servicios, hasta el descuento a pasajeros de distinta condición (ancianos, parados, jóvenes…) pasando por la subvención directa para la compra de nuevos autobuses, modernización del servicio y un largo etcétera de excusas para poder inyectar dinero a la maltrecha cooperativa. La semana pasada veíamos como el presidente de la COA amenazaba a la Ciudad directamente, «o nos dais más dinero o no podremos seguir prestando el servicio», lo que significa directamente que la empresa ya no puede hacer frente al servicio sin dinero público, un modelo que debe tocar a su fin porque es como seguir dándole aire con una máquina a una persona en muerte cerebral, es simplemente alargar de manera artificial la vida de una empresa.

El problema de la COA

Si hay un ejemplo claro de razón por la cual se debe crear una empresa municipal de transporte en Melilla es la COA. Para que una empresa pueda funcionar por si misma en un mercado debe tener clientes y el precio que paguen por el servicio permita cierto espacio para el beneficio. ¿Por qué la COA no tiene clientes?, muy sencillo, porque el pasajero tiene tres preguntas básicas; ¿Dónde para la COA? ¿Por donde pasa la COA? y ¿Cuándo pasa la COA?. Parece de chiste pero no lo es, cualquiera que no haya cogido la COA de manera habitual y, por tener el coche en el taller, haya tenido que hacer uso de este servicio público, ha tenido la misma experiencia. Para saber donde para la COA, es necesario que se construyan marquesinas en condiciones, resguardando a los pasajeros de la lluvia, con luz y bancos. Es algo básico, pero el ver una marquesina te da la seguridad de que la COA va a pasar por ahí, te va a ver y se va a parar a recogerte mientras estás a la sombra en verano y resguardado del frío y la lluvia en invierno. Para saber por dónde pasa la COA basta con un cartel informativo en cada parada (con marquesina), donde, con un mapa de Melilla, se puedan ver las líneas que hay y sus rutas por toda la ciudad, indicando en cada caso el famoso «usted está aquí». Por último, para saber cuándo pasa la COA, basta con que en el antes mencionado cartel, se expongan las horas de salida y llegada a cada una de las paradas. Con este pequeño arreglo (y una planificación inteligente de las líneas contando con la participación de agentes sociales como se ha hecho con el Plan de Movilidad), se puede empezar a concienciar a la gente del uso del autobús para moverse por la ciudad, acorde al Plan de Movilidad que se ha presentado durante estos últimos meses. Pero también es necesario cambiar el propio autobús. La ciudad no está preparada, salvo en determinadas líneas, para soportar el tránsito de autobuses de gran envergadura como los que tenemos en Melilla. El uso de microbuses, con 20 plazas, es más que recomendable, además de la introducción de la tecnología del gas natural o la electricidad como alternativa ecológica al gasoil. La razón es muy sencilla; no puedes comprometerte a llegar a una parada a una hora determinada si tienes un autobús enorme que no sólo sufre, sino que además provoca atascos en el centro de la ciudad, por no poder hacer un giro al haber un choche mal aparcado. Pero el precio no es algo que hay que pasar por encima. Toda esta infraestructura debe ir acompañada de un precio más que razonable que llame la atención del viajero para que pueda disfrutar del nuevo servicio y se «autoconvenza» de su utilidad con el uso, sin perjuicio de que, con el tiempo, se pueda aumentar este precio de acuerdo a la demanda para mejorar el servicio (no para aumentar el bolsillo del empresario pues se trataría de una empresa municipal).

Como hemos podido ver, la creación de una empresa municipal que tenga como objetivo gestionar la intervención de la Ciudad en el tema del transporte exterior, pero sobretodo en el interior, está más que justificada. Porque sólo así la Ciudad podrá llevar a gala que está trabajando de manera decidida para solucionar una de las preocupaciones más importantes del melillense; el transporte.

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